Autor | |
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Colección | |
ISBN | 9789876171373 |
Pág. | 250 |
Medidas | 12,5 x 20 cm. |
De profundis
$10,000.00
Voy a empezar diciéndote que me culpo terriblemente. Aquí sentado en esta celda oscura, vestido de presidiario, infamado y hundido, me culpo. En las noches de angustia perturbadas y febriles, en los días de dolor largos y monótonos, es a mí quien culpo. Me culpo por dejar que una amitad no intelectual, una amistad cuyo objetivo primario no era la creación y contemplacaión de cosas bellas, dominara enteramente mi vida. Desde el primer momento hubo demasiada distancia entre nosotros. Tú habías estado ocioso en el colegio, peor que ocioso en la universidad. No te dabas cuenta de que un artista, y sobre todo un artista como soy yo, es decir, aquel en el que la calidad de la obra depende d ela intensificación de la personalidad, requiere para el desarrollo de su arte la compañía de ideas, y una atmósfera intelectual, sosiego, paz y soledad. Tú admirabas mi obtra cuando la veías acabada; gozabas con los éxitos brillantes de mi estreno, y los banquetes brillantes que los seguían; te enorgullecías, y era muy natural, de ser el amigo íntimo de un artista tan distinguido; pero no podías entender las condiciones que exige la producción de la obra artística. No hablo en frases de exageración retórica, sino en términos de fidelidad absoluta al hecho material, si te recuerdo que durante todo el tiempo que estuvimos juntos no escribí nunca ni una sola línea. Fuera en Torquay, Coring, Londres, Florencia o en otros lugares, mi vida, mientras tú estuviste a mi lado, fue totalmente estéril y nada creadora. Y con estasos intervalos estuviste, lamento decirlo, siempre a mi lado…
Oscar Wilde.